domingo, 7 de febrero de 2010

De alumnos y estudiantes: un poco de poesía

DE ALUMNOS Y ESTUDIANTES

Juan Manuel del Valle Pascual


Digo yo que no es lo mismo
ser alumno que estudiante,
y, sin tentar la semántica,
sino sólo la gramática
parda con la que al instante
ha de entender mi cinismo
el lector menos brillante.

Diré que a alumno se llega
tras abonar la matrícula
(tal condición es intrínseca
de quien el aula ni estrena,
ni pisa un laboratorio
de Facultad o de Escuela)
convirtiéndose en Tenorio
o en tuno de pandereta,
gastándose en cuchufletas
el tiempo de estudio, todo.

A lo sumo hace chuletas
para aprobar los exámenes,
copia de forma discreta
de los de “El rincón del vago”
lo que otros hicieron antes,
y así logra su aprobado,
mientras gasta en francachelas
la soldada que sus padres
para apuntes le asignaron.

Liga como un descosido
en el Paso de Ecuador,
pues el chico es muy simpático,
ya que es el animador
de estudiantes aburridos
que por ello dan cobijo,
con impagable candor,
a este alumno tan errático
al que no hay un profesor
que en la clase le haya visto
escuchar su explicación.

Y luego aprueba el jodío
con las mañas más variadas:
Hace reír a carcajadas
al catedrático impío,
es el mejor camarada
del penene despedido,
es delegado de clase,
de Junta de Facultad,
no le calla en un debate
ni el Decano, ni su padre
(con todos hace amistad),
y a todos ¡qué bien les cae!

Favores hace a raudales,
vende apuntes y negocia
lo que haya que negociar,
vence, convence y no hay nadie
que le tenga enemistad.

Consigue hasta lo imposible,
todo menos estudiar.
Es el broker de la clase,
el rey de la Facultad,
el Rectorado se rinde,
vence a la universidad,
organiza tós los viajes,
engañuza a cooperantes,
y, si faltan machacantes,
lo que haya que financiar
lo consigue antes que nadie,
venda, compre, alquile, amañe,
engatuse, rinda, alcance,
no es cosa de preocupar,
que lo consigue en un trance
y lo hace fenomenal.

No conoce un imposible
…salvo que haya que estudiar.

En cambio, está el estudiante
requemándose las cejas
exámenes tras exámenes,
sin perder convocatoria
y nunca alcanza la gloria
de la vida tan pendeja
del chico que vimos antes.

Trabajador, pero huraño,
nunca llega tarde a clase,
la biblioteca es su espacio,
todo el libro subrayado,
sus apuntes, un tratado,
sus trabajos, una tesis,
estudia domingos, sábados,
cual si fueran catequesis
de los dogmas atinados.

Todo lo que hay que saber
lo sabe, y sabe tan bien
que le llaman “Internet”.
“Internet,¿dónde está esto?
“¡Sóplame, que me apagué!”
“¡Deja que copie tu texto!”
“¡Por favor, ayúdame!”
“¡Dime qué contesto a esto!”
“¡Muchas gracias, Internet!”.

Más bueno que un misionero
El estudiante modelo,
mas…no lo sabe vender.

¿Cómo haremos que uno y otro
sean sólo uno a la vez?
No hay leyes ni reglamentos
que mezclen morralla y oro
haciendo un sólo elemento
de virtudes sin defectos
sin el trabajo de todos,
pero algo habrá que hacer.

¿Será Bolonia acomodo
de estas dos formas de ser?

(Visto en blog Contencioso)

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